Las culturas milenarias han seguido los equinoccios de diferentes maneras a lo largo del tiempo. Desde monumentos como las pirámides, las civilizaciones antiguas marcaban el paso del Sol y las estaciones con gran precisión. Hoy, gracias al avance tecnológico sabemos que los equinoccios realmente son un momento particular en el calendario, un instante de tiempo que ocurre a una hora determinada y que genera equidad al planeta.
Nosotros, en Glacier Waters International, decidimos apoyarnos en su conocimiento ancestral para nutrirnos de la energía y generosidad que nos brinda el planeta gracias a sus ciclos naturales. Durante cada primavera, recibimos un nuevo resurgir hídrico de la naturaleza, mientras que, con el equinoccio de otoño, aceptamos que llega el momento de finalizar nuestro ciclo productivo. Por tal motivo, debemos dejar a la tierra descansar y respetar su vida.
EL AGUA ES SINÓNIMO DE VIDA; PARA EL PLANETA EN GENERAL Y PARA LOS SERES HUMANOS EN PARTICULAR. POR ELLO LA HISTORIA DEMUESTRA QUE TODAS LAS CIVILIZACIONES ENTENDÍAN LA IMPORTANCIA QUE TENÍA EL AGUA PARA PODER ASEGURAR LA SUPERVIVENCIA DE LA ESPECIE.
¿Qué es un equinoccio y en qué consiste?
- La palabra equinoccio procede del latín -aequinoctium- y significa «noche igual»
- Los equinoccios ocurren dos veces al año.
- Cada seis meses, una vez en marzo y otra en septiembre, un equinoccio divide el día de la Tierra casi por la mitad, dándonos unas 12 horas de luz y 12 de noche.
- Todos los planetas del sistema solar experimentan equinoccios.
Este fenómeno tiene lugar cuando el Sol se encuentra exactamente sobre el ecuador de un planeta. - Entre el 21 y 23 de septiembre de cada año, la Tierra recibe el equinoccio que señalará la llegada del otoño para el hemisferio Norte y la primavera para el hemisferio sur. Luego, el 20 de marzo aproximadamente, la naturaleza nos traerá un nuevo equinoccio; el vernal que da paso a la primavera en el hemisferio norte y el otoñal para el hemisferio sur.
¿Qué ocurre durante un Equinoccio?
Esta división tan clara en nuestro día de 24 horas está vinculada a la misma razón por la que la Tierra tiene estaciones. El planeta gira en un eje con una inclinación de 23,5 grados respecto a su plano orbital. Esto significa que mientras la Tierra realiza su órbita de 365 días, los hemisferios se inclinan y por lo tanto están más cerca o más lejos de los rayos solares.
Esto hace que el terminador, o línea divisoria entre la parte diurna y nocturna del planeta, pase por los polos norte y sur de la Tierra. Este ángulo hace que todo el planeta experimente la misma cantidad de luz y oscuridad durante un día dos veces al año.
Celebraciones
A través de la historia, diversas culturas alrededor del mundo han celebrado las fechas que representaban un cambio de estación. Un ejemplo destacable es la antigua pirámide maya escalonada conocida como El Castillo, en Chichén Itzá, México. De forma exacta, durante la puesta del Sol en los equinoccios de primavera y otoño, la luz solar baña la empinada escalinata de esta construcción con un juego de luces y sombras, logrando crear un efecto óptico, que nos trae la increíble figura de una serpiente que parece deslizarse a lo largo de esta. Para los mayas la llegada de Kukulcán, la serpiente emplumada, marcaba el comienzo de la época de la fertilidad y las cosechas. En la base del templo hay dos enormes cabezas de serpiente que hacen que el efecto sea todavía más real, y ocurre solamente durante unas horas al año.
Cabe destacar que tanto los equinoccios como los solsticios eran de suma importancia para los antiguos mayas, ya que representaban el inicio y cierre de ciclos.
Cuando los españoles llegaron a La Península de Yucatán en 1517, Chichén Itzá ya se encontraba abandonada, lo que significa que mientras Europa vivía en la Edad Media, en Chichén Itzá ya se había creado un calendario aún más preciso que el gregoriano, su conocimiento de la astronomía era mucho más avanzado y manejaban el concepto del número cero.
¿SABÍAS QUE CHICHÉN ITZÁ FUE FUNDADA EN EL SIGLO IX d.C. Y FUE ABANDONADA SIN RAZÓN ALGUNA EN EL AÑO 1250 d.C?
Además, la proyección solar serpentina que recorre la alfarda norte de El Castillo, en Chichén Itzá, durante los equinoccios de primavera y de otoño, con la aparición momentánea de siete triángulos invertidos, es, en realidad, un descubrimiento arqueastronómico reciente, pues las referencias más antiguas sobre este fenómeno óptico no van más allá de los años 30 del siglo XX. Y aunque este efecto óptico se trate únicamente de un mito, lo cierto es que aún sin el descenso de Kukulkán, los mayas fueron una de las culturas prehispánicas más avanzadas, observadores sistemáticos del cielo nocturno, quiénes realizaron cálculos complejos para calcular la trayectoria de distintos astros como Venus, el planeta que regía su vida.